Una pionera en todo sentido
Marlene no solo brilló en el atletismo. Fue una atleta multifacética: compitió en natación, ecuestre, tenis y hockey. Tenía disciplina, talento natural y una determinación feroz. En un tiempo en que las mujeres apenas tenían espacio en el deporte profesional, Ahrens entrenaba, competía y ganaba. Representó a Chile con dignidad y sin alardes, aunque su hazaña fue digna de aplausos que nunca terminaron de sonar lo suficiente.
En una sociedad conservadora y en un país sin infraestructura adecuada para la alta competencia, Marlene entrenaba con escasos recursos, muchas veces sola, en canchas sin condiciones y con muy poco respaldo institucional.
Más que una medalla: un legado
La medalla olímpica de plata fue solo el inicio. En los años siguientes, ganó medallas en Juegos Panamericanos y Sudamericanos. Pero más allá de los números, lo que dejó fue un legado simbólico: el mensaje de que las mujeres chilenas pueden, deben y merecen estar en lo más alto del deporte mundial.
Hoy, cuando hablamos de inclusión, de género y de acceso en el deporte, el nombre de Marlene Ahrens vuelve con más fuerza que nunca. Fue pionera en un país que aún le debía muchas oportunidades al talento femenino. Y su historia se transforma en faro para generaciones que buscan romper sus propios límites.
Marlene falleció en junio de 2020 a los 86 años. Su partida fue silenciosa, pero su legado sigue esperando más visibilidad, más memoria y más justicia histórica. En un país que ha comenzado a valorar a sus referentes deportivos, Ahrens debería ocupar un lugar más alto en nuestros recuerdos.
En El Deportivo, queremos que nuevas generaciones conozcan su historia. Porque no basta con recordar una medalla. Hay que honrar la historia de quienes, con un solo lanzamiento, abrieron el camino para tantas otras.